Título: Deberíais estar todos muertos

Sinopsis: Marcelino, hijo de pastor cuyo sueño es seguir con el legado de su padre, se verá expuesto a las inclemencias de un destino donde el cura y el guardiacivil de su pueblo, su madre y sus hermanos, e incluso su idolatrado padre, se convierten en los barrotes de una prisión existencial de la que intentará escapar por todos los medios. Vivos y muertos intercederán en sus decisiones, llevándole a conocer las miserias de un medio rural y una España que despierta en la democracia tras un oscuro letargo, creciendo con ella hasta llegar a un presente tan irracional como el pasado.

Opinión Personal: Residir en un pueblo puede llegar a sonar como algo en parte, idílico, rodeado de naturaleza y sin el asfixiante ritmo de la ciudad. Pero cuando se nace y se crece entre gente malsana, incluyendo entre estos a tu propia familia, la cosa cambia por completo. Marcelino, nuestro protagonista, sabe bien lo que es encontrarse atrapado en un lugar donde todo y todos, incluidos los muertos, parecen no conocer el término paz. Y es que como suele decirse "Pueblo pequeño, infierno grande...". 

Antes de entrar de lleno en la reseña, me gustaría dar las gracias al autor, David Arrabal, por darme la oportunidad de conocer, esta intensa y en parte, para mí, irónica historia. 

Debo admitir que conforme avanzaba en mi lectura el título de la novela fue ganando peso en mi mente, comprendiendo cada vez mejor el porqué de este. Y es que si hay algo que consigue esta historia, casi desde un inicio, o al menos así ha sido en mi caso, es que te envuelva un aura de constante tristeza y desesperanza, así como de... porque no decirlo, de "mala leche". Y la razón de esto es que el autor consigue muy bien mostrarte las distintas y tan desagradables circunstancias que pululan por dicho pueblo, y la mala fe de los personajes, exceptuando a nuestro protagonista, por lo que es casi imposible no sentir lo mismo que Marcelo. E incluso, consigue que te alegres de ciertas decisiones que este acaba tomando, debido al cansancio, la rabia y las ansias de venganza. 

Una cosa que también me ha gustado mucho, es el ritmo de la trama. Los capítulos son cortos, pero contundentes. Todos hacen avanzar la historia de alguna manera y esto consigue que te enganches aún más a la lectura. Otro punto a favor, es la ambientación, creo que se ha sabido reflejar muy bien las circunstancias reales de muchos pueblos en esa época. Pero no os creáis que todo es triste o tenso, los fantasmas que, por algún motivo interaccionan con Marcelo, logran algunos diálogos y escenas bastante divertidas, equilibrando así la "negatividad" general. Lo que se agradece mucho. 

En cuanto a los personajes, se sienten muy reales, tanto para bien, como para mal. El final me ha gustado, porque siento que era inevitable, teniendo en cuenta todo lo sucedido.  

Conclusión: Una novela contundente, realista y muy bien planteada que logra hacerte sentir la cruda realidad que ofrece la falsa ley y los cargos de conveniencia, que llegaban a tiranizar a los pueblos y sus habitantes. 

Nota: